viernes, 1 de agosto de 2008
CAUSAS DE LA DROGADICCIÓN
El consumo de drogas es un fenómeno multicausal ya que en él inciden una serie de factores en el ámbito personal, familiar, escolar, social y cultural, por lo tanto no existe sólo una manera de abordarlo.
Abordaremos cada una de las causas desde diferentes perspectivas para tener una mejor visión de lo que este flagelo puede ocasionar.
a) La curiosidad de lo prohibido. La curiosidad, importantísima en todos nuestros descubrimientos en la vida, es mucho más fuerte si se trata de materia prohibida. Las drogas son ilegales, están prohibidas por la sociedad y por las personas mayores, contra quienes el joven se rebela por naturaleza, y mucho más ahora, ya que culpa a esos mayores de haber “organizado” este mundo loco y amenazador en que vivimos. Por eso, la primera hierba, rodeada de misterio y de prohibición, se hace intensamente atractivo.
b) El gregarismo. Todos sabemos que el adolescente y el joven, por una parte, se rebelan contra las generaciones anteriores, pero, por otra, sienten la necesidad, a veces angustiosa, de ser aceptados en el grupo o pandilla de sus iguales. Es una necesidad muy profunda, surgida de la tendencia a relacionarse, que, es el impulso más profundo del ser humano, más que el instinto sexual.
c) El placer. Al principio por curiosidad, después por la necesidad de ser aceptados, muchos fuman el primer cigarrillo de marihuana o toman el primer (ácido) o cocaína sin ningún gusto, incluso con desagrado. Pero después de unas cuantas experiencias empieza a gustarles. La nueva sensación de ingravidez, o al menos ligereza, de la marihuana; la euforia loca del alcohol; la nueva energía y vitalidad artificial de las anfetaminas o cocaína; el descubrimiento de nuevos colores y sonidos en las alucinaciones del LSD; el (placer total) producido por la heroína, son sensaciones placenteras distintas, de gran intensidad, que terminan por atrapar en serio al que empezó jugando
d) La evasión. Hay que reconocer que el mundo que estamos legando a las generaciones jóvenes no es atractivo ni agradable, sino injusto y duro.
Ante esos pavorosos problemas comunes y ante los pequeños problemas individuales (exámenes suspendidos, fracasos sentimentales, dificultades económicas), el joven tiende, con cobardía, pero con cierta lógica, a evadirse. Y la evasión más cómoda y más rápida, aunque al final resulte la más destructiva, es la droga. Una vez que ha escapado por esa puerta falsa, ¡qué difícil es que quiera volver a enfrentarse con valentía a la dura, terrible y hermosa realidad!.
e) Búsqueda de nueva creatividad. Algunos escritores, pintores o músicos han los alucinógenos para despertar o expandir sus poderes creativos, abriéndolos a nuevos horizontes. En la misma línea, por la energía y vitalidad que proporciona, algunos llaman a la cocaína “la droga de los ejecutivos y de los políticos”.
Algunos jóvenes, impresionados por estas falacias, recurren también a la droga, esperando encontrar en ella esa “sabiduría oculta”. Pero lo que encuentran es una combustión rápida de sus organismos, espoleados despiadadamente, y una destrucción rápida de sus cerebros.
f) Los traficantes. Las cinco causas citadas hasta ahora son interiores al posible drogadicto: son miedos, deseos, ilusiones de su corazón. Pero hay que añadir, como impulso importantísimo para explicar la extensión aterradora del consumo de drogas, una causa externa: la avaricia de los traficantes. Con el cannabis o marihuana, la ganancia es mucho más reducida, pero el número de traficantes es infinitamente mayor: cualquier alumno que vende un cigarrillo de marihuana a un compañero es un traficante, aunque sólo lo haga para obtener dinero.
Actualmente, la droga es el negocio número uno de la mafia internacional. Y la finalidad clara de esa mafia es, según una circular interceptada por la Policía norteamericana, llevar al mayor número posible de adictos hacia la heroína, verdadero “castillo de irás y no volverás”, el callejón sin salida, que produce los más saneados dividendos a los traficantes mientras dure la vida del adicto.
g) La ausencia de centros recreativos y culturales o de actividades interesantes bloquea los cauces de expresión de la juventud.
h) El sistema sanitario abusa de la receta de psicofármacos, utilizados en su mayoría sin verdadera necesidad y que constituyen generalmente el primer eslabón hacia el consumo de drogas.
Por estos y muchos otros motivos, los individuos llegan a drogarse y crece cada vez más porque la gente cree que con el uso de ellas se solucionan todos los problemas, se mitigan los pesares, se puede amar intensamente, se vuelve más intelectual, se encuentra paz, hay más potencialidad sexual y se gana energía; que es una protesta a las crueldades de la sociedad.
El consumo de drogas es un fenómeno multicausal ya que en él inciden una serie de factores en el ámbito personal, familiar, escolar, social y cultural, por lo tanto no existe sólo una manera de abordarlo.
Abordaremos cada una de las causas desde diferentes perspectivas para tener una mejor visión de lo que este flagelo puede ocasionar.
a) La curiosidad de lo prohibido. La curiosidad, importantísima en todos nuestros descubrimientos en la vida, es mucho más fuerte si se trata de materia prohibida. Las drogas son ilegales, están prohibidas por la sociedad y por las personas mayores, contra quienes el joven se rebela por naturaleza, y mucho más ahora, ya que culpa a esos mayores de haber “organizado” este mundo loco y amenazador en que vivimos. Por eso, la primera hierba, rodeada de misterio y de prohibición, se hace intensamente atractivo.
b) El gregarismo. Todos sabemos que el adolescente y el joven, por una parte, se rebelan contra las generaciones anteriores, pero, por otra, sienten la necesidad, a veces angustiosa, de ser aceptados en el grupo o pandilla de sus iguales. Es una necesidad muy profunda, surgida de la tendencia a relacionarse, que, es el impulso más profundo del ser humano, más que el instinto sexual.
c) El placer. Al principio por curiosidad, después por la necesidad de ser aceptados, muchos fuman el primer cigarrillo de marihuana o toman el primer (ácido) o cocaína sin ningún gusto, incluso con desagrado. Pero después de unas cuantas experiencias empieza a gustarles. La nueva sensación de ingravidez, o al menos ligereza, de la marihuana; la euforia loca del alcohol; la nueva energía y vitalidad artificial de las anfetaminas o cocaína; el descubrimiento de nuevos colores y sonidos en las alucinaciones del LSD; el (placer total) producido por la heroína, son sensaciones placenteras distintas, de gran intensidad, que terminan por atrapar en serio al que empezó jugando
d) La evasión. Hay que reconocer que el mundo que estamos legando a las generaciones jóvenes no es atractivo ni agradable, sino injusto y duro.
Ante esos pavorosos problemas comunes y ante los pequeños problemas individuales (exámenes suspendidos, fracasos sentimentales, dificultades económicas), el joven tiende, con cobardía, pero con cierta lógica, a evadirse. Y la evasión más cómoda y más rápida, aunque al final resulte la más destructiva, es la droga. Una vez que ha escapado por esa puerta falsa, ¡qué difícil es que quiera volver a enfrentarse con valentía a la dura, terrible y hermosa realidad!.
e) Búsqueda de nueva creatividad. Algunos escritores, pintores o músicos han los alucinógenos para despertar o expandir sus poderes creativos, abriéndolos a nuevos horizontes. En la misma línea, por la energía y vitalidad que proporciona, algunos llaman a la cocaína “la droga de los ejecutivos y de los políticos”.
Algunos jóvenes, impresionados por estas falacias, recurren también a la droga, esperando encontrar en ella esa “sabiduría oculta”. Pero lo que encuentran es una combustión rápida de sus organismos, espoleados despiadadamente, y una destrucción rápida de sus cerebros.
f) Los traficantes. Las cinco causas citadas hasta ahora son interiores al posible drogadicto: son miedos, deseos, ilusiones de su corazón. Pero hay que añadir, como impulso importantísimo para explicar la extensión aterradora del consumo de drogas, una causa externa: la avaricia de los traficantes. Con el cannabis o marihuana, la ganancia es mucho más reducida, pero el número de traficantes es infinitamente mayor: cualquier alumno que vende un cigarrillo de marihuana a un compañero es un traficante, aunque sólo lo haga para obtener dinero.
Actualmente, la droga es el negocio número uno de la mafia internacional. Y la finalidad clara de esa mafia es, según una circular interceptada por la Policía norteamericana, llevar al mayor número posible de adictos hacia la heroína, verdadero “castillo de irás y no volverás”, el callejón sin salida, que produce los más saneados dividendos a los traficantes mientras dure la vida del adicto.
g) La ausencia de centros recreativos y culturales o de actividades interesantes bloquea los cauces de expresión de la juventud.
h) El sistema sanitario abusa de la receta de psicofármacos, utilizados en su mayoría sin verdadera necesidad y que constituyen generalmente el primer eslabón hacia el consumo de drogas.
Por estos y muchos otros motivos, los individuos llegan a drogarse y crece cada vez más porque la gente cree que con el uso de ellas se solucionan todos los problemas, se mitigan los pesares, se puede amar intensamente, se vuelve más intelectual, se encuentra paz, hay más potencialidad sexual y se gana energía; que es una protesta a las crueldades de la sociedad.
1.3 HISTORIA DE LAS DROGAS
En todas las épocas el hombre ha consumido diversas drogas, extraídas de plantas que crecían en su medio natural, con la finalidad de ayudarse en su lucha contra la fatiga, la angustia y el dolor o de procurarse nuevas sensaciones y formas de placer. Esto ha ocurrido en todas las culturas y en todas las partes del mundo. Por ejemplo, en la antigua civilización sumeria ya se consumía opio, hace miles de años también se fumaba este producto en China y en otros países del Lejano Oriente. En las naciones islámicas, la cannabis en la droga secular, mientras que el alcohol esta prohibido y perseguido. En grandes zonas de América Central y del Sur se encuentra muy extendido el consumo de hojas de coca entre numerosas tribus que utilizan, además alucinógenos en sus fiestas religiosas y en las grandes celebraciones.
Generalmente cada cultura tiene un tipo de droga que acepta y permite dicha droga se utiliza en las relaciones sociales, en las ceremonias religiosas, en el trabajo o bien durante el tiempo de ocio. Los individuos que integran cada tipo de cultura aprenden a utilizar estas drogas, saben que dosis son adecuadas, cuáles son sus efectos, qué ocurre en casos de sobredosis, y qué riesgos o peligros pueden acarrear un consumo prolongado. En definitiva, aprenden a usarlas de un modo racional, selectivo y controlado.
La cultura occidental tienen un comportamiento similar frente a las drogas tradicionales y reconocidas, como son el tabaco y el alcohol. Sin embargo, otros tipos de drogas, que pueden ser consumidos legalmente y sin problemas en otras culturas, están prohibidos en América y Europa. La legalidad de una droga determinada no depende, por tanto, de sus efectos reales o potenciales, sino de problemas de tradición cultural y de los grandes interese económicos que promueven su consumo.
Durante los siglos XVI y XVII, y como consecuencia de los descubrimientos geográficos producidos por el auge de la navegación, llegaron a Europa, importados de otros continentes, el tabaco, el café y el té, cuyo consumo se extenderá rápidamente. Estas sustancias fueron incorporándose poco a poco a los sociales diarios, auque en los primeros tiempos de su introducción alguna de ellas fuera rechazada e incluso perseguida.
Otros tipos de drogas, como los opiceos, cannabis y alucinógenos, han tenido menor difusión, y hasta mediados de este siglo sólo se han utilizado en círculos restringidos, sin que llegasen a constituir un problema social grave. Pero en los últimos veinte años se ha difundido de forma masiva el consumo de estos tipos de drogas entre los jóvenes, así como los psicofármacos. También han hecho su aparición nuevos alucinógenos y otras drogas sintéticas o productos derivados de laboratorio, como, por ejemplo de heroína y el LSD.
En todas las épocas el hombre ha consumido diversas drogas, extraídas de plantas que crecían en su medio natural, con la finalidad de ayudarse en su lucha contra la fatiga, la angustia y el dolor o de procurarse nuevas sensaciones y formas de placer. Esto ha ocurrido en todas las culturas y en todas las partes del mundo. Por ejemplo, en la antigua civilización sumeria ya se consumía opio, hace miles de años también se fumaba este producto en China y en otros países del Lejano Oriente. En las naciones islámicas, la cannabis en la droga secular, mientras que el alcohol esta prohibido y perseguido. En grandes zonas de América Central y del Sur se encuentra muy extendido el consumo de hojas de coca entre numerosas tribus que utilizan, además alucinógenos en sus fiestas religiosas y en las grandes celebraciones.
Generalmente cada cultura tiene un tipo de droga que acepta y permite dicha droga se utiliza en las relaciones sociales, en las ceremonias religiosas, en el trabajo o bien durante el tiempo de ocio. Los individuos que integran cada tipo de cultura aprenden a utilizar estas drogas, saben que dosis son adecuadas, cuáles son sus efectos, qué ocurre en casos de sobredosis, y qué riesgos o peligros pueden acarrear un consumo prolongado. En definitiva, aprenden a usarlas de un modo racional, selectivo y controlado.
La cultura occidental tienen un comportamiento similar frente a las drogas tradicionales y reconocidas, como son el tabaco y el alcohol. Sin embargo, otros tipos de drogas, que pueden ser consumidos legalmente y sin problemas en otras culturas, están prohibidos en América y Europa. La legalidad de una droga determinada no depende, por tanto, de sus efectos reales o potenciales, sino de problemas de tradición cultural y de los grandes interese económicos que promueven su consumo.
Durante los siglos XVI y XVII, y como consecuencia de los descubrimientos geográficos producidos por el auge de la navegación, llegaron a Europa, importados de otros continentes, el tabaco, el café y el té, cuyo consumo se extenderá rápidamente. Estas sustancias fueron incorporándose poco a poco a los sociales diarios, auque en los primeros tiempos de su introducción alguna de ellas fuera rechazada e incluso perseguida.
Otros tipos de drogas, como los opiceos, cannabis y alucinógenos, han tenido menor difusión, y hasta mediados de este siglo sólo se han utilizado en círculos restringidos, sin que llegasen a constituir un problema social grave. Pero en los últimos veinte años se ha difundido de forma masiva el consumo de estos tipos de drogas entre los jóvenes, así como los psicofármacos. También han hecho su aparición nuevos alucinógenos y otras drogas sintéticas o productos derivados de laboratorio, como, por ejemplo de heroína y el LSD.
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